Y despues de cuatro años, el volvio. Volvio como vuelven los perros, arrepentidos y sin hacer ruido.
Habia estado frecuentando la barra tiempo atras, se sentaba en la esquina y no pronunciaba palabra hasta despues del tercer tequila, que siempre recibio sin pedirlo, solo se le ofrecia por su semblante de judas triste. Cuando terminaba su trago, encendia un cigarrillo de los de la suerte, decia que habian estado a la moda en la segunda guerra y se fumaba un par.
Luego se ponia a pensar, pensaba y se pasaba la mano por su cabello y por la nuca, como si algo le preocupara. Fumaba y otro tequila. Despues daba las buenas noches y se iba. Asi pasaron algunos meses.
Recuerdo la ultima noche que se presento en El Mirador, iba tan serio que ni la puerta se atrevio a hacer ruido cuando entro. Solo la barra lo reconocio incluso sin su ruido y le ofrecio un tequila de cortesia.
Cuando termino su rutina de tres tequilas, dos cigarrillos y media hora de silencio, comenzo a hablar.
-Me voy a casar, dijo. -Muy pronto quiza. La conocia de hace tiempo y me preocupa tener que dejar el tequila. Me preocupa el amor que le tengo. Al tequila, no a ella.
-Me preocupa volver cada noche al Miradora por tres sorbos. Me preocupa tener que volver cada noche.
Y asi pasaron cuatro años, sin los tres sorbos y dos cigarrillos de costumbre, sin una platica monotona al terminar y sin hacer ruido.
Y al igual que como se fue, asi, sin hacer ruido, esta noche volvio.
Y se tomo tres tequilas, y se fumo dos cigarros, porque por mas ausente que estuvo, la barra siempre guardo su lugar.
sábado, 12 de julio de 2014
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario